domingo, 14 de octubre de 2012

Preparación superficial: Limpieza

Hola!!
qué es lo primero que haces cuando quieres pegar algo (además de comprar el adhesivo…)? Miras las superficies y pasas el dedo para ver si hay polvo…


Pues… muy bien hecho! Porque lo primero que hay que saber es cómo están las superficies! Y después… actuar en consecuencia. Y lo normal es limpiar las superficies. Lo normal, lo necesario y lo obligatorio. Siempre hay que limpiar antes de pegar.

Pero antes, hay que hacer un par de cosas:

  • Aclimatar las piezas. Es decir, que todo esté a la misma temperatura porque… los materiales se dilatan y se contraen con la temperatura y además, si la superficie está muy fría, puede llegar a condensar agua de la humedad ambiental, que tendrías que retirar porque no quieres pegar sobre agua!
  • Asegurarte de que las dos piezas casan perfectamente (esto es lo primero que haces cuando quieres arreglar el asa de la taza… ver si falta algún trozo y hay huecos).
El objetivo de estos dos pasos previos es evitar tensiones internas en la unión que pueda hacer que falle en el futuro. Hay adhesivos que son capaces de rellenar huecos y de absorber deformaciones térmicas relativas (de hecho, están diseñados para ello) pero es mejor asegurarse.

Bien, una vez cumplas con esto, llega la hora de la limpieza. Para ello, necesitarás saber que:

  • El limpiador debe ser capaz de eliminar toda la suciedad que haya en la superficie, ya sea soluble en agua (sales, etc.) o insolubles en agua (aceite, grasa, etc.).
  • El limpiador de debe evaporar o retirar rápidamente sin dejar restos.
  • El limpiador no debe dañar los materiales a pegar. Es decir, como idea general, no debe generar corrosión en metales o disolver plásticos, por ejemplo.
  • Por supuesto, el producto limpiador no puede ser dañino para la salud o el medio ambiente.
Y, como ya te estarás imaginando, no hay muchos limpiadores que cumplan con todo esto al 100%.

Un aspecto importante para que el limpiador pueda limpiar es que moje la superficie. Vaya ocurrencia, no? Pues… sí… y es que aquí aparece de nuevo el problema de la tensión superficial. Por ejemplo, una superficie manchada con silicona será muy difícil de limpiar porque, al tener la silicona una tensión superficial muy baja, el limpiador no será capaz de mojarla y por lo tanto, no podrá limpiar.

(Como dato curioso, la mayoría de limpiadores comerciales incorporan tensioactivos para disminuir su propia tensión superficial y así permitir una mejor limpieza… míralo en tu lavavajillas o en el detergente para lavar la ropa, qué ves?)

Existen 2 grandes familias de limpiadores:

  • Orgánicos: alcoholes (isopropílico, etílico, etc.), acetonas, ésteres y demás disolventes.
  • Acuosos: neutros (pH entre 5 y 9), ácidos (pH<5) o alcalinos (pH>9).
Cada uno tiene sus propiedades e inconvenientes. Si te interesan los detalles, podría abordarlos en otro post, pero por ahora creo que es suficiente con presentarte las opciones que hay. No obstante, por mi experiencia, te puedo decir que el alcohol isopropílico y la acetona van bastante bien. Ambos tienen capacidad para disolver aceite y grasa y para limpiar residuos solubles en agua.

Finalmente, cuando elijas el limpiador debes tener en cuenta el material de tus piezas (para que no lo dañe), qué tipo de suciedad tienes (soluble en agua o no) y los requerimientos de limpieza en la superficie que quieres limpiar.

En el siguiente post, te hablaré de los métodos de limpieza que existen, porque no todo es frotar…

Eso sí, por favor, cuando hayas limpiado la superficie, no pases el dedo para comprobar si está limpia porque los dedos manchan… Te lo digo yo: si lo has hecho bien, está limpia. No pases el dedo. Simplemente confía.

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